EL GORDO JARAMILLO
El “Gordo” Jaramillo le hacía gala a su apodo pues era bastante voluminoso, barrigón y de lento caminar. Era hijo del Dueño de la Pensión Jaramillo, situada en una de las
esquinas del Parque del Centenario y no cabe duda de que servía para hacerle publicidad a las bondades del establecimiento
Era alguien afable, de buena disposición hacia los demás, no carecía de cierto sentido del humor, poco irritable pero temible cuando se enfurecía y además un poco lento mentalmente lo que no le permitía sobresalir en los estudios. Nos acompañó por allá en el 51 y el 52 pero no pudo continuar por su bajo rendimiento académico. Era también bastante ingenuo y esa condición fue la aprovecharon sus compañeros para venderle la idea, de que la práctica del onanismo amen de causarle todos los males que los curas anunciaban, daba también lugar a que le crecieran pelos en las palmas de la manos.
Y hasta ahí todo muy bien pero no se imaginan ustedes lo divertida que resultó la reacción del Gordo, pues de un momento a otro apareció continuamente con las manos entre los bolsillos sin que hubiera poder humano que lograra convencerlo de que se las sacara. Siempre buscaba excusas para seguir así y costo Dios y ayuda para que después de algunas semanas llegara a la conclusión de que, ese mal no se le había contagiado y que podía volver a exhibirlas.
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