RICARDO CABALLERO PINTO
Le vimos por última vez el 24 de Octubre, cuando no obstante el avanzado
desarrollo del cáncer que lo estaba afectando, asistió al almuerzo de
compañeros que tuvo lugar en una finca situada cerca de Piedecuesta. Reflejaba
en su cara, que había adquirido un color cetrino y en su corte de pelo al ras
para ocultar los efectos de la caída de pelo que la quimioterapia causa, así
como también en una pérdida de peso, los efectos del tratamiento a que estaba
sometido y el progreso de la enfermedad que ya le estaba haciendo metástasis en
el cerebro.
A pesar de lo precario de la situación y
como todo valiente luchador se mantenía en pie y con las botas puestas. Nos
saludó a todos con una amplia sonrisa, manifestándonos su afecto y ya en
pequeño comité nos comentó como estaba organizando sus finanzas para que sus
dos hijos menores pudieran continuar estudiando en los Estados Unidos hasta
completar carrera y para que Gloria, su esposa, quedara en una buena situación.
Y todo esto nos lo dijo sin un asomo de queja o de amargura. Poseía Ricardo un
espíritu pragmático que le permitió navegar hasta el final de su vida en forma
elegante. Aun en estas circunstancias tampoco había perdido el sentido del
humor, pues cuando me emocione al saludarlo y lo hice en forma de un beso en la
frente, haciéndole el comentario de que con el paso del tiempo yo me estaba
cambiando de equipo, al instante me comento que en este caso debía haberlo
besado en otra parte.
Fue un personaje afable que tuvo gran
habilidad para comunicarse con los demás y generar empatía. Tenía además la
cualidad de saber escuchar. Completar los estudios universitarios no le resultó
fácil, pero su inteligencia y su perseverancia le ayudaron a salir adelante. Una vez graduado en Arquitectura, se
estableció en Bucaramanga como constructor, una actividad que desarrolló con
éxito y que le permitió alcanzar un buen patrimonio.
En el colegio Ricardo fue una de esas
personas que todos apreciábamos pues nos conquistaba con su amable trato, su
simpatía, su compañerismo, su voluntad de cooperar, sus buenas maneras y su
disciplinada actitud. Por las mismas razones era muy apreciado por el cuerpo de
profesores. Jugaba como era de rigor al futbol con un juego limpio y recio
propio de su carácter.
Su habilidad en el trato con los demás se
tradujo en exitosas relaciones con el sexo opuesto. Contrajo matrimonio en dos
oportunidades fruto de lo cual fueron cinco hijos del primero y dos del segundo
a quienes proporciono buenas oportunidades de educación e hizo un legado de sus
valores.
Era Ricardo alto y esbelto, de una cara
con facciones equilibradas que culminaba con un pelo negro con entradas que peinaba hacia atrás y unos ojos negros
vivaces y burlones.
Tu pronta partida nos entristece a
todos. Te estaremos siempre recordando con admiración y aprecio. Descansa en
paz querido amigo.
(Ricardo fallecio en Bucaramanga el 30 de noviembre de 2015)
Documento escrito por nuestro companero Victor Gabriel Martinez Carreno)
Hola Víctor y Enrique, soy Diego Caballero Loza uno de los hijos de Ricardo. No sabía que esta semblanza existía y la encontré de casualidad cuando busqué el nombre de mi papá en Google. Les quiero dar muchas gracias por haber querido a mi papá, por mantenerlo en sus recuerdos, y por haber escrito y publicado unas palabras tan lindas. Un abrazo, Diego.
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