EFRAIN GONZALEZ
PALOMINO
Nos dictó latín, que
bien conocía, pues había sido seminarista. Cumplió con su deber de
familiarizarnos con la estructura del idioma, su gramática y sus palabras,
pero no supo
motivarnos para que progresáramos en el uso del mismo.
Sus clases eran bien organizadas,
obligaba a todo mundo a participar y
también a hacer traducciones de las frases que aparecen en muchos
escudos.
Era de estatura mediana,
cara larga, actitud seria y un tono de voz más bien bajo que incitaba a la
somnolencia.
Tenía afición por la
pintura al óleo la que practicaba con éxito.
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