viernes, 12 de marzo de 2021

Recordar es vivir. Discurso de Jaime Ortiz Añez Bucaramanga en 1995

 

Recordar es vivir

Discurso de Jaime Ortiz Añez durante la reunión que tuvo lugar en Bucaramanga para celebrar la

promoción de Bachilleres de 1955 del Colegio de Santander

 

Queridos hermanos de la promoción de Bachilleres de 1955 del Colegio de Santander y sus bellas y gentiles esposas. Exitoso comité Organizador de este acto memorable:

Cuando la Divina Providencia nos regaló la vida entre los años 35 y 40 del pasado siglo, se estaba publicando en Atlanta la famosa obra literaria "Lo que el viento se llevó", novela de amor y de guerra, que han sido éstas las dos constantes en la vida del hombre y de su historia. Desde entonces, ha corrido mucha agua debajo de los puente, y miles de millones de personas se han ido total, fatal y definitivamente de esta dimensión planetaria. En tanto, nosotros permanecemos aquí como reyes del tiempo y del espacio, indiscutiblemente vivos, saludables y vigentes y este maravilloso don nos convierte, automáticamente, en seres privilegiados, simple y llanamente, porque no todos pudieron ser de la partida y los demás se han ido para siempre.

De esta tan afortunada circunstancia de existir, se desprende que podamos estar aqui esta noche inolvidable y luminosa de noviembre, reunidos física y espiritualmente, quienes hace cincuenta y cinco años, en plena juventud adolescente, traspasamos entre medrosos, expectantes y cunosos, los umbrales del ilustre Colegio de Santander, sembrado orgullosamente en el histórico parque Centenario, tan rodeado por el sol reverberante, por los árboles de mango y por el ruido tropical de las cigarras. Oh! Nuestro amado Colegio!, la más grande vivencia, la más hermosa realidad de nuestras primeras incursiones intelectuales, donde alumbró el primer pan de nuestro espíritu, nuestro segundo gran hogar, el testigo inédito de nuestra primera novia, todo como en un espejo de dorada primavera.

Hoy estamos recordando con devoción plena de alegres evocaciones y de gratitud incancelable, a nuestros Rectores magníficos Juan de Dios Arias, notable y distinguido historiador de Santander; al Reverendo Padre Jesús Jaimes, quien vivió y murió en olor de santidad; a los insignes Vice-Rectores Juan B. Rey, Ciro Santander, Arturo Díaz Ballesteros; así como a nuestros caros y ejemplares profesores, gloria y prez de la docencia, algunos de los cuales fueron a la par maestros pintorescos, como Mister Ramírez, con sus característicos blue-jeans y zapatos tenis; a Santos López, con su calva brillante y alargada, donde se detenían dos ojos escrutadores y maliciosos; al muy bondadoso Monsieur Falk; a Ventarrón y su personalidad vigorosa, armada con su tabaco humeante; al profesor de latín, cuyas clases en el candente mediodía invitaban al aburrimiento y la pereza; a Champoleón, con sus tremendos ojos azules hablando de la secular cultura egipcia; a

Ramírez, de Física, cuyas magias y experimentos viajaban por los tubos de ensayo en mutaciones de materia y energía; a Guillermo Acuña, comandando las paradas y desfiles por las calles de Bucaramanga y en el estadio Alfonso López, donde marchábamos con orgulloso garbo militar; al académico Sarmiento de Cátedra Bolivariana, apasionado del Libertador y a quien logramos sacar de casillas cuando, en la clase dedicada a la muerte de Bolívar, concurrimos muy picarescamente acongojados, de mucho luto y ataúd.

Ah tiempos aquellos que volaron con velocidad supersónica y que es imposible rescatar, a no ser por los recuerdos maravillosos que estamos evocando en este momento estelar. Sin embargo, tengo la seguridad de que nos quedan años preciosos por vivir. Enrique Bergson, alto exponente de la evolución espiritual, apuntaba que “existir significa cambiar, cambiar significa madurarse, madurarse significa crearse indefinidamente a si mismo".

Tenemos muchas cosas por hacer, la misión no ha terminado; la vida nos sigue ofreciendo oportunidades espléndidas que alcanzaremos con un vigoroso impulso integral, con el concurso poderoso de nuestras familias y con la voluntad indeclinable de ser siempre los vencedores, como el mismo Cid Campeador, ganando batallas después de la muerte.

Esta mágica celebración de los 50 años de haber terminado la secundaria, alcanza el rango y calidad de fiesta inolvidable, especialmente por la presencia regia de la mujer, de nuestras lindas mujeres, esposas ejemplares, madres amorosas, jóvenes, tiernas y encantadoras abuelas, que son y han sido inspiración motivante y gozo inefable en nuestras vidas.

Esta noche, fantástica noche, re-encuentro de vigorosos y renovados espíritus, tenemos que guardarla en el rojo estuche del corazón y en el cofre luminoso del alma.

(Texto del Discurso fue suministrado por Victor Gabriel Martinez)

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