JAIME ORTIZ AÑEZ
El único hijo del gran poeta santandereano
Rafel Ortiz González. Alto de buena apariencia y de muy cuidado “chipolo.” Heredó
de su padre talento, bonhomía y sensibilidad social. En el Colegio siempre
estuvo vinculado a todas las causas nobles. Fue un buen estudiante en especial
en lo que refiere a las disciplinas de letras. Se esmeraba por progresar en
materia literaria y de la gramática y hacía muy buen uso del idioma tanto en su
comunicación verbal como en la escrita. Deseaba no quedarse atrás de su padre. Un
buen compañero, afable y siempre dispuesto a darle una mano a los que la
necesitaban. Aficionado a los deportes en especial el futbol y el atletismo.
Derivo hacia el estudio del derecho, aunque creo que nunca lo practicó pues se
dedicó con amor al periodismo gracias a su vinculación con “El Frente”, un
bastión del conservatismo que su padre fundó y dirigió por muchos años en
Bucaramanga. Con el paso del tiempo y gracias a sus buenos oficios terminó por
reemplazarlo como director, actividad en la que permaneció algunos años hasta
que fallecido su progenitor otras gentes tomaron control del periódico y lo
desplazaron. Se mudo entonces a Bogotá en donde participaba en numerosos
seminarios de naturaleza política y literaria defendiendo y difundiendo sus
principios. Cuando en el 2005 celebramos los cincuenta años de Bachillerato fue
el orador principal y pronuncio un bonito y emotivo discurso lleno de
remembranzas que a todos nos conmovieron. Desde ese momento lo perdimos de
vista pues se desconectó de todos los medios de comunicación.
Contrajo matrimonio a mediana edad y fue
padre de varios hijos que heredaron los valores de su padre y recibieron una
buena formación.
Su estatura se encontraba por encima de la
del promedio, era poseedor de una agraciada faz de piel morena clara, sus ojos
eran sobresalientes y comunicativos. Vestía bien a la moda y le lucía lo que
usaba. Era buena percha tal vez pasado un poquito de peso.
Su bondad, su buena voluntad por servir y
su meritorios y exitosos esfuerzos en pro de Santander y de la causa conservadora
son dignos de encomio. El recuerdo de todos ellos permanece en nuestra memoria.
Lo apreciamos y lamentamos su retiro del
mundanal ruido.
(Autor: Victor Gabriel Martinez Carreño)
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