viernes, 30 de octubre de 2015

La alegria del encuentro, 6 decadas despues. Santanderinos 1955


Fotos enviadas por Gilberto Barcenas

La alegria del reencuentro. Despues de 6 decadas.

Paseo al Cerro del Altisimo. La alegria del reencuentro. Parece que fue ayer. Y sin embargo han pasado 60 anos.
Foto enviada por Gilberto Barcenas

Nombres de los 22 participantes en la reunión del60 aniversario

De pie:Rafael Chona,Antonio Amaya,Jesus Prada,Jorge Sarmiento,Roberto Pinzon,Fernando Cediel,Antonio Aljuri,Jorge Ladino,Victor Gabriel Martinez,Reynaldo Guerrero,Ernesto Torres,Edmundo Paez,Gilberto Osorio. 
Sentados:Izquierda a Derecha:
Fidel Fco. Rueda,Gilberto Gomez Santander,Carlos Santander,Ricardo Rueda,Rafael Boada,Hernan Serrano,Elvar Lizcano,Josue Higuera y Gilberto Barcenas. 

lunes, 26 de octubre de 2015

Los organizadores se lucieron.... Palabras de nuestro compañero Fidel Francisco Rueda S. en la inauguración del evento

Mi estimado Fidel Francisco:
Estupendo tu discurso. Magníficas las fotos. Maravillosa reunión. Es como si hubiera estado allí. Confío en que habrá nuevas reuniones de Santanderinos 1955. Un gran abrazo.
Enrique


Únete! Conéctate! Participa!
Asociación Colombiana de Ingenieros Industriales ACII

On Oct 26, 2015, at 21:17, Fidel F. Rueda <fidelefe@hotmail.com> wrote:
Mi estimado Enrique:

Atendiendo su solicitud, con mucho gusto le envío un par de fotos del la reunión de Bucaramanga y las palabras de bienvenida.

Esta mañana conversé con Carlos Santander que estaba de paso en Bogotá y prometió enviarme, cuando regrese del viaje, el discurso que el pronunció para dar inicio al encuentro de este año. Tan pronto lo reciba se lo enviaré.

Tanto la reunión del viernes como el paseo del sábado resultaron excelentes. Realmente los organizadores se lucieron.

Le deseo una buena semana.

Fidel Francisco.

Queridos compañeros y sus señoras esposas:
Ante todo quiero expresar mis agradecimientos muy sinceros a los organizadores de este encuentro para celebrar los sesenta años de bachillerato, y de aquel almuerzo de despedida que nos ofreció el colegio en el Venado de Oro, en el cual departimos y vimos por última vez a varios profesores y a los primeros compañeros que emprendieron el viaje sin retorno. También quiero hacer un reconocimiento especial a Guillermo Espinel, porque él fue quien hace diez años propuso realizar aquella reunión que con tanto agrado recordamos y que dio origen a las que se hicieron después.

Bienvenidos todos ustedes a disfrutar esta noche y mañana de unos momentos inolvidables al asomarnos por la ventana de la nostalgia para evocar un pasado feliz, porque la ocasión es propicia.
Fueron seis años inolvidables durante los cuales todos íbamos al colegio a beber en las fuentes del saber, porque teníamos en la mente el propósito de esforzarnos al máximo para llegar a la meta que era ser bachilleres. Era ese el anhelo más grande no sólo de nosotros; también lo era de nuestros padres.
Y mientras dejábamos atrás los años de la niñez para convertirnos en jóvenes llenos de esperanzas, sin darnos cuenta fuimos formando lazos de amistad con nuestros condiscípulos y al coronar la cima que tanto anhelábamos nos dimos cuenta que con el saber también habíamos ganado un grupo de amigos verdaderos, amigos sinceros, amigos desinteresados.
Ya han transcurrido sesenta años desde aquel dichoso día. Son muchos años; cinco lustros durante los cuales han sucedido muchas cosas que posiblemente han asimilado, quizá sin darse cuenta, quienes se quedaron en Bucaramanga y posiblemente los que pronto regresaron; pero quienes hemos permanecido lejos durante todo este tiempo, al volver hoy para reencontrarnos con quienes compartimos tantos momentos de alegría y ver la realidad, sentimos la misma nostalgia del niño que siempre anheló tener un triciclo y una noche soñó que le habían regalado uno con el cual jugó feliz todo el día y al acostarse lo dejó cerca de su camita. Ya pueden ustedes imaginar cuán grande sería la nostalgia de ese niño cuando al despertar con la intención de seguir jugando con su triciclo se dio cuenta de que todo había sido un sueño. Exactamente eso es lo que hoy sentimos muchos al regresar a Bucaramanga.
Porque ya del colegio, nuestro querido colegio, es muy poco lo que queda. Del edificio sólo se conservan el patio principal y en los corredores unos salones vacíos. Ya no están los pupitres y los tableros, ni las canchas, ni la biblioteca, ni los laboratorios, ni la carpintería, ni la capilla; tampoco están los profesores, ni los estudiantes, ni el señor Jerez, el portero que durante seis años tocó la campana para entrar al colegio y para salir jubilosos al recreo. En el patio colindante con la capilla, donde decían que había un depósito inmenso de agua, hoy se pueden ver los vestigios de unas bóvedas similares a las que rescataron debajo de un salón contiguo a lo que fue el laboratorio de física, y  otras detrás de donde funcionó la cocina. Es posible que estas excavaciones las hayan realizado tratando de encontrar el túnel que según decían comunicaba el colegio con el convento de las Hermanas de la Presentación.
Tampoco el Parque del Centenario es el mismo. Ya no está Luis, el vendedor de paletas, con sus “rebuchinas”, ni Ernesto Avilés, “Cosmopolita”, con sus turrones envueltos en papel periódico, ni la negra Urania, ni el Café Centenario, ni las estaciones de carros de plaza, ni la Biblioteca del Departamento adonde íbamos a preparar algunas tareas, o simplemente a leer los clásicos, ni Copetrán que fue el sitio de donde partimos de Bucaramanga, después de echar la última mirada a lo que fue nuestro querido Colegio, quienes no teníamos la posibilidad de hacerlo en avión.
Tampoco Bucaramanga es la misma. De los parques lo único que queda igual son las estatuas; algunos han sido remodelados y en general los árboles que conocimos ya fueron reemplazados por otros. Ya no están las librerías donde comprábamos los textos de estudio, ni la papelería de don Francisco A. Páez. De los teatros que conocimos no queda ninguno; las calles casi todas son diferentes; las casas de nuestros padres fueron demolidas, unas para hacer edificios y otras convertidas en locales comerciales. Ya no están nuestros vecinos, ni los amigos de la cuadra, porque la destrucción paulatina pero inclemente ha generado otra ciudad. Cuanto diéramos  por regresar a la  Bucaramanga de nuestra juventud y sentir como sienten los provincianos que vuelven a sus pueblos y los encuentran con los encantos de siempre.
¿Qué queda entonces? Recuerdos, y lo más valioso: este puñado de amigos, amigos del colegio, y por eso creo que esta noche estamos aquí y mañana de paseo, más que para conmemorar los sesenta años de bachillerato, para disfrutar de unos momentos inolvidables con estos amigos del alma, amigos del corazón, amigos de la vida. Volver a verlos, volver a encontrarlos es un motivo más que suficiente para estar reunidos hoy en este recinto.
Disfrutemos al máximo de esta noche y del paseo de mañana, porque esta es la última oportunidad de vernos todos los aquí presentes. 
Pasado mañana ya no estaremos porque mañana, al terminar el paseo, nos despediremos y muchos partiremos el domingo a primera hora con el ánimo de llegar a cumplir con el deber ciudadano de sufragar en el lugar de residencia. 
Y mientras nos alejamos de Bucaramanga  es posible que en medio de la nostalgia pensemos que esta puede ser la última reunión y entonces tendremos que repetir con Juan Ramón Jiménez:
Yo me iré. Se quedarán los pájaros cantando; 
y se quedará mi huerto, con su verde árbol y su pozo blanco.
Todas las tardes el cielo será azul y plácido;
y tocarán como esta tarde están tocando, 
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron; 
y el pueblo será nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado
mi espíritu errará, nostálgico….
Y yo me iré; y estaré solo, sin árbol verde, 
sin pozo blanco, sin cielo azul y plácido……
y se quedarán los pájaros cantando.

Fidel Francisco Rueda S.
2015.10.23

domingo, 25 de octubre de 2015

Visita turistica en el programa de celebracion del 60 aniversario de la Promocion 1955 de Bachilleres del Colegio de Santander

Visita turistica efectuada en Bucaramanga como parte de la celebracion del 60 aniversario de la Promocion 1955 de Bachilleres del Colegio de Santander
Foto enviada por Gilberto Barcenas

Nuestro companero Carlos Santander ofrecio una recepcion en su residencia en Bucaramanga, como parte de los actos conmemorativos del 60 aniversario de nuestra promocion

Reunion efectuada en la residencia de nuestro companero Carlos Santander en Bucaramanga con motivo de la celebracion del 60 aniversario de la Promocion 1955 de Bachilleres del Colegio de Santander.
Foto enviada por Gilberto Barcenas

sábado, 24 de octubre de 2015

Esposas de los Bachilleres del Colegio de Santander, promocion de 1955, reunidas en Bucaramanga para celebrar el 60 aniversario de este acontecimiento

Distinguidas damas que acompanaron a sus esposos a celebrar el 60 aniversario de la Promocion de Bachilleres 1955, reunion efectuada en Bucaramanga del 23 al 25 de octubre de 2015

Foto enviada por Gilberto Barcenas

Participantes en la reunion del 60 aniversario de la Promocion 1955 Bachilleres del Colegio de Santander, efectuada en Bucaramanga, 23 de octubre de 2015


Foto de los participantes en la reunion para celebrar el 60 aniversario de la Promocion 1955 de Bachilleres del Colegio de Santander. Bucaramanga, 23 de octubre de 2015


Foto enviada por Gilberto Barcenas

Mensaje de Enrique Sierra Barreneche

60 Aniversario Promoción de Bachilleres 1955 del Colegio de Santander, Bucaramanga
Queridos compañeros:
Hoy, como hace 60 años en aquella luminosa mañana del 20 de noviembre de 1955 en Bucaramanga, estoy con ustedes acompañándolos de corazón para celebrar tan importante evento, que puede contarse entre los más destacados en la vida de todos nosotros. Lamento no poderlo hacer personalmente, como en aquella ocasión, pero estoy con ustedes  en la distancia desde este lejano país europeo donde resido.
En ese entonces, éramos 61 jóvenes, llenos de esperanzas e ilusiones, preparándonos para iniciar la vida real con optimismo y entusiasmo. Hoy en día, ya la hemos atravesado casi por completo en diversas trayectorias y circunstancias y nos volvemos a encontrar, los sobrevivientes (ya una docena de nuestros compañeros nos llevan la delantera en el camino de la eternidad) para rememorar tan glorioso día y los días y anos que lo precedieron, en aquella vetusta e imponente edificación aledaña al Parque del Centenario, en los que se crearon tan estrechos lazos de amistad y compañerismo que justifican la reunión conmemorativa que hoy, 60 años después,  comienza.
Primero que todo, recordemos a nuestros queridos compañeros que ya han partido. Nunca los olvidaremos. Recordemos también con aprecio a las autoridades del Colegio y a los profesores que dejaron su marca indeleble en nuestras mentes juveniles. Sus nombres y perfiles aparecen repertoriados y caracterizados de manera concisa en la memoria cibernética del Internet, magistralmente retratados por nuestro querido compañero Víctor Gabriel Martínez, como puede verse en el Blog Santanderinos55(*). Y recordemos igualmente los hechos y circunstancias que originaron la amistad y la unión que nos caracteriza y que hoy se demuestra en esta reunión. También aparecen fotografías alusivas en el mencionado Blog.
Durante estos tres días de celebración abundaran los recuerdos de esos años pasados en el colegio, que nos han marcado para siempre. Quisiera aportar algunos de ellos: El paseo a Paz del Rio, en Boyacá, que nos permitió visualizar lo que sería el comienzo de la industria metalúrgica en Colombia; los partidos de básquet, los desfiles por las calles de Bucaramanga en nuestros impecables uniformes blancos;  los ensayos y prácticas deportivas en el recientemente construido estadio de la ciudad; los animados recreos en los amplios patios del colegio; los ensayos de la banda de guerra; los momentos que precedían la entrada al colegio y que disfrutábamos en el bien arborizado Parque del Centenario; los apuntes de los profesores; la pasión por la historia de Colombia que reflejaba el profesor Sarmiento; los comentarios sobre el diario devenir de nuestra patria enmarcado a menudo en la dolorosa tragedia de la violencia; la expresión airada de nuestro Vice rector desconociendo la legitimidad del dictador Rojas Pinilla (valeroso y significativo gesto de afirmación democrática)….En fin, tantos recuerdos…Quisiera agregar uno más: Los ejercicios y competencias de gimnasia que el profesor Acuna nos proponía. Una de ellas consistía en que cuatro corredores debían ubicarse cada uno de ellos en una esquina del patio de deportes. A su silbato los corredores se lanzaban a alcanzar la esquina opuesta en la diagonal al otro lado del patio. O sea que el riesgo de que se encontraran y chocaran en el centro del patio era bien grande. Para evitarlo, algunos de los competidores se frenaban o salían de la línea recta de su carrera. Quienes ganaban eran aquellos que no se desviaban de la trayectoria recta, ni se frenaban. Es decir, aquellos que tenían sus ojos puestos en la meta y no se distraían observando los obstáculos que podrían presentarse. Que gran lección.
El Colegio de Santander nos proporcionó sólidas bases para el viaje de nuestra vida. En mi caso, pienso que no pocas de las alas que me han llevado por el mundo (y ya son más de 130 países que he tenido el privilegio de visitar) se las debo a la formación allí recibida.
Disfrutemos de este encuentro. Sigamos en contacto. La amistad sincera, estable, duradera, la aprendimos en el Colegio y estamos orgullosos de ello. Que Dios nos bendiga y proteja a todos nosotros y a nuestras familias, y sobre todo a Colombia que necesita de la paz por encima de todo.

Enrique Sierra Barreneche
Bachiller del Colegio de Santander, Bucaramanga
Promoción de 1955

Mensaje preparado por solicitud de Jorge Ladino, quien lo leerá durante la celebración del 60 Aniversario de nuestra Promoción. Bucaramanga, Octubre 23,24 y 25 de 2015

(*) http:santanderinos55.blogspot.com


Bursinel, Suiza, 23 de octubre de 2015