LUIS ALEJANDRO ROSALES RUEDA
Un destacado
compañero. De mente inquieta e inquisitiva. Siempre averiguando sobre todos los
temas con el fin de aprender y de mantenerse al tanto de lo que en su medio
ocurría. Un buen comunicador un poco dado a extenderse en el uso de la palabra.
Un solidario amigo que nunca dejo de preocuparse por quienes alcanzaron esta
categoría. Generoso en el uso de su tiempo para indagar acerca de la suerte de
todos sus compañeros, mantenerse al día de donde se encontraban y comunicarse
con ellos. Incansable en sus gestiones para coordinar en forma decisiva y
exitosa todas las reuniones de Ex Alumnos. Los éxitos alcanzados en ellas fueron
en mucho el fruto de sus esfuerzos. Recuerdo su afición por los trompos en una
temprana época del colegio y la de toda su vida por el fútbol. Era ágil, de
buena contextura física y hábil en el gambeteo. También destacado en materia de
atletismo. Fue un buen estudiante y
siempre mostró predilección por los
temas históricos. Era muy sociable y por tanto muy conocido en el Colegio.
Recuerdo que durante los recreos siempre estaba participando activamente en los
corrillos que solían armarse. También conocido y apreciado por todos los
profesores. Con Ricardo Rueda, su primo, constituían una especie de llave que
funcionaba muy eficientemente. Poseedor de un buen sentido del humor, con
habilidad para identificar las flaquezas de los demás y hacer mofa de ellas.
Pronto a adjudicarle motes a sus compañeros. A mí me adjudico el de “Muñeca
Arango”. Temperamental y dado a sentirse ofendido por asuntos de poca monta.
Estas situaciones de ánimo le duraban poco. Trabajador e industrioso.
Incursionó con éxito en actividades industriales y comerciales y desarrollo un
conjunto de negocios que funcionaron con éxito y que oportunamente transfirió a
la siguiente generación. Hace muy poco tiempo le diagnosticaron un cáncer de
colon, que fue oportunamente tratado, aunque su fallecimiento hace suponer que
se produjo una metástasis. Manejó esa situación de salud con admirable entereza
y espíritu de lucha. Hasta última hora estuvo batallando y sin dejarse vencer
por la adversidad. Su débil estado de salud le impidió participar en los actos
de nuestra última reunión de Compañeros a fines de Octubre de 2015, no obstante
lo cual estuvo presente para saludarnos a todos en el sitio de reunión para
tomar el bus que nos llevó a uno de ellos, un almuerzo campestre cerca de
Piedecuesta. Ese día lo encontramos afable y afectuoso como siempre y también
un poco disminuido físicamente pues lucía delgado y de enfermizo color. Tenemos
que agradecerle a Alejo que hubiera hecho un esfuerzo que nos ha permitido
conservar fresco su recuerdo.
Alejo contrajo
matrimonio con Cecilia Afanador, una agraciada bumanguesa con quien formó una
familia de bien, en donde hubo descendientes a quienes muy bien educaron y
legaron sus valores.
Con Alejo suman ya dos los compañeros que han
emprendido su marcha hacia lo ignoto desde nuestra reunión de Octubre. Qué
tristeza!!!. Descansa en paz querido amigo. Has dejado una profunda huella y
siempre te recordaremos con mucho afecto.
(Escrito por Víctor Gabriel Martínez Carreño)
Qué nota tan interesante de Víctor Gabriel, llena de sentido humano. Aunque no conocía Alejo, siento igualmente el deceso de un compañero de la UIS
ResponderEliminarGracias por tu comentario, estimado Alberto. Victor Gabriel es nuestro historiador oficial y viene escribiendo los perfiles de los companeros de nuestra promocion de Bachilleres del Colegio de Santander de 1955. U abrazo
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