Distinguidas damas que nos acompañan
Queridos compañeros:
Cuando hace sesenta años abandonamos los
claustros de nuestro glorioso Colegio de Santander nuestra despedida tuvo el
doloroso acento de un adiós. Dejar esos claustros severos y sagrados que fueron
testigos de nuestras inquietudes, de nuestros esfuerzos de nuestras angustias y
de nuestras alegrías no resulto fácil pues a partir de ese momento teníamos que
empezar a enfrentarnos a nuevas realidades en nuestras vidas.
Es casi un milagro que después de tanto
tiempo y de los múltiples caminos que todas ellas han seguido, estemos hoy aquí
reunidos para recordar nuestro Bachillerato, para re editar nuestras comunes
vivencias y para confraternizar con nuestros compañeros de promoción. Que grato
resulta volver a encontrarse con los aquí presentes y recibir u otorgar ese
abrazo del condiscípulo que por lo vigoroso subsiste através de toda lavida y
que da forma a unos de los nexos más puros de la amistad.
Este es un día de grandes
celebraciones en el que además de
festejar el milagro de este encuentro debemos rendir un tributo de
agradecimiento a ese Colegio que tan bien nos formó y que en sus cerca de ochenta años de
existencia ha proporcionado a Santander y a Colombia muchas glorias, a los
profesores que como instrumentos para la ejecución de un plan educacional de
alta calidad nos comunicaron conocimientos y valores que nos han guiado por el
camino de nuestras vidas y a nuestros padres que tanto se preocuparon por
proporcionarnos las mejores oportunidades de culturización que tenían a su alcance.
No en vano pasa el tiempo y por eso de
ese feliz grupo de sesenta y un compañeros que el veintiuno de Noviembre de
1955 alborozados recibimos de las manos del padre Jesús Jaimes nuestros
diplomas de bachilleres, doce ya han fallecido, de algunos desconocemos el
camino que han seguido pues desaparecieron de nuestros radares, otros se
encuentran enfermos o impedidos para acompañarnos y finalmente un grupo todavía
importante hace parte de esta celebración. Rindamos un tributo de afecto a la memoria de quienes se nos adelantaron en el
camino, enviemos a los desaparecidos nuestros pensamientos y unámonos en
solidario afecto al sufrimiento de
quienes se encuentran enfermos o impedidos para reunirse con nosotros. Y los
que aquí quedamos y nos encontramos ahora reunidos celebrémoslo en grande
porque será cada vez mas difícil que podamos seguir concurriendo a esta clase
de eventos.
Formulo en nombre de todos ustedes
nuestros calurosos agradecimientos a la Junta organizadora de esta reunión, en
especial a los compañeros Luis Alejandro Rosales, Jorge Ladino González, Elvar
Lizcano y Carlos Santander Agudelo gracias a cuyos generosos esfuerzos ha sido
posible organizar este feliz evento.
Permitánme que cierre estas palabras con la
lectura de una remembranza que he preparado de nuestro querido compañero Jaime
Ordoñez Vazquez, ”Pillo” a quien todos recordamos con simpatía y con afecto,
ahora impedido para acompañarnos y también con la lectura de un aparte de mi
discurso de 1954 para despedir a los bachilleres de esa promoción cuyas
palabras no han perdido vigencia no obstante los 61 años que han transcurrido
desde que fueron pronunciadas : “La hora presente es confusa para el mundo
entero y por lo mismo lo es para nuestra Patria. Fuerzas y sistemas nuevos se debaten
frente a las viejas instituciones;
modalidades recientes, hijas de las de las necesidades actuales, pugnan por modificar las caducas estructuras
que ya no prestan la eficacia progresiva de otros tiempos. Os corresponde, pues
intervenir recia y directamente en una transformación del país, azarosa desde
luego, como es todo momento de transición. Con este pensamiento como
preocupación dominante, procurad por todos los medios a vuestro alcance,
encaminar todos vuestro pasos no solo a vuestro provecho personal sino al
engrandecimiento de Colombia, a la prosperidad de esta amada patria que reclama de vosotros un
ponderoso esfuerzo, el que habréis de realizar ciñendo todos vuestros actos a
un recto criterio y a una honrada consciencia, porque si Colombia necesita
hombres de poderosa y bien disciplinada mentalidad, quizá necesita mas de
hombres honrados. Así que vuestra meta
se destaca con nítida claridad para que no la perdáis de vista un momento: la
grandeza de Colombia”
Me despido, agradeciendo su buena
voluntad para escucharme y compartiendo con todos ustedes el primer verso de
nuestro hermoso himno:
SANTANDEREANOS….TAL NOMBRE ES NUESTRO
ORGULLO Y BLASON
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