GABRIEL MARTINEZ REY “EL
LOCO”
Gabriel fue un
personaje que se salía de lo común y corriente. Tenía unos ojos que miraban con
profundidad y poseía un buen talento. Era más bien alto, fornido y muy
aficionado a la cultura física, al baloncesto, a largas caminatas y a todas las
labores del campo. Le encantaba echar pulsos y ganárselos a todo mundo. Unía a
estas aficiones un gusto por la Historia y por la Literatura que manifestaba
en sus conversaciones. Provenía de una
familia muy conocida en Bucaramanga, en especial su tío, el escritor y poeta
Juan Cristóbal Martínez quien era el dueño y Director del periódico “El Deber”,
un bastión del conservatismo santandereano.
Era apasionado en
materia política y religiosa y discutir con él estos temas resultaba difícil
por su beligerancia y también por su intolerancia. En estas circunstancias era
dado a salirse de casillas y a retarlo a uno a pelear, algo que todos eludíamos
dada su fortaleza física.
Era machista en grado
superlativo. Según su visión, las mujeres eran seres de segunda categoría,
útiles para satisfacer los apetitos sexuales de los hombres, para servirlos y
para proporcionarles hijos. Usaba como medio para comunicar esta filosofía
poemas de autores españoles o santandereanos en los que se despreciaba la
condición femenina. Recuerdo haberle oído recitar muchas veces versos de una
obra atribuida a Arturo Regueros Peralta,
“La Historia del Pene y Aledaños a través de los tiempos y los Años” en los que
se reflejaba lo anterior.
No continuó sus
estudios y se recluyó de inmediato en un campo en Lebrija en donde se dedicó a
sus labores y a retozos con las campesinas. Nunca contrajo matrimonio y murió
antes de llegar a los cuarenta
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