miércoles, 26 de octubre de 2016

Perfil breve de Miguel Castellanos Tapias, otro de los buenos profesores (Álgebra) que tuvimos la suerte de tener.

                                            MIGUEL CASTELLANOS TAPIAS.

Cuando Isaías Barajas,” Chupitas” se vio forzado a abandonar por razones de salud su cargo de profesor de Algebra, lo reemplazo “Miguelito” a quien así llamábamos dado su tamaño. Era de baja estatura, erguido y de pasos rapidos. Un poco nervioso y siempre en acción. Dominaba muy bien la materia y la comunicaba efectivamente y con gusto. Legustaba también adentrarse en otros temas y exponerlos inteligentemente lo que hacía de sus clases algo grato. Era un estudiante en los últimos años de Ingeniería Química de la UIS y allí se había destacado por su buen desempeño y por su liderazgo.
No conozco mayores detalles de su vida privada.
Bajito, de cabeza grande y facciones equilibradas Su frente era amplia y ya daba muestras de una incipiente calvicie. De ojos llamativos y mirada penetrante. De tez trigueña claro. Vestía con sencillez.
Otro de los buenos profesores que tuvimos la suerte de tener. Lo recordamos con aprecio.

Erasmo Pizarro, nuestro compañero de colegio hasta 1953

                                     ERASMO PIZARRO ZARATE    
 Erasmo Pizarro
Nuestro compañero de colegio hasta 1953, año en el que fue víctima de un accidente que tuvo lugar en la Estación de Servicio Colombia de la Calle 33 con Carrera 24 de Bucaramanga, cuando un bus de servicio intermunicipal que estaba repostando combustible se incendió y esto afecto a una buena parte de quienes se encontraban adentro del mismo. El “Negro” como le llamábamos sufrió serias quemaduras que le afectaron las orejas, que al igual que la nariz le quedaron medio mutiladas y sus manos que quedaron contraídas. Su recuperación fue lenta y dio lugar a una tardía graduación como bachiller, dos o tres años después de nosotros. Ingreso a la UIS para estudiar Ingeniería Química pero no pudo satisfacer los requisitos académicos y hubo de abandonar sus estudios al cabo de un par de años. Se organizó entonces como profesor de química en diversos colegios de Bucaramanga, entre otros el de las Hermanas de la Presentación y en ellos enseño hasta que alrededor de avanzados los cincuenta años un cáncer interrumpió su ciclo vital. Un personaje cuya estrella perdió el rumbo a partir del accidente y nunca lo recupero. Hay dos Erasmos: uno de antes del accidente, alegre, tomador de pelo, estudioso, afable, deportista, solidario amigo y el de después de este lamentable evento, triste, resentido, irritable, pendenciero, de temperamento variable y dado a caer, sobre todo cuando había algunas copas de por medio, en episodios de suprema angustia, que en más de una oportunidad nos obligaron a llevarlo a urgencias para que allí le aplicaran calmantes. Recuerdo el lio que se nos armaba cuando normalizada la situación lo llevábamos de regreso a casa, pues Don Erasmo, su padre, nos recibía lanza en ristre acusándonos a todos de irresponsables y sometiéndonos a interminables sermones. A pesar de los pesares siempre mantuvo vivo su sentido del humor y nunca dejo de burlarse de los demás y también de  mismo. Le encantaba hacer planteamientos de tipo sofistico y cuando ya nos tenía aparentemente convencidos desataba sus argumentos y nos hacía quedar como tontos. Sabia utilizar su condición de víctima para atraer al sexo opuesto y se preciaba de tener un instrumento adecuado para responder al interés que suscitaba. Cuando no tenía impedimentos físicos sobresalió en el baloncesto y en menor grado en el futbol 
Contrajo matrimonio con una hermana de su amigo Alfonso Jaimes. Esta unión fue estable pero ausente de hijos dado que su mujer había aportado algunos a la unión.
Era de buena estatura, delgado y ágil. Moreno y de buenas facciones afectadas por las quemaduras que sufrió. De ojos saltones y mirada profunda y cuestionadora. De pelo poco abundante. Ligeramente encorvado. Caminaba con pasos largos y más bien acelerados. Vestía formalmente y con sencillez.
Un personaje cuyo destino fue sufrir. Voluntarioso y luchador que supo atraves de la enseñanza contribuir a crear un mundo mejor. Lo recordamos con admiración y con aprecio
 Por Víctor Gabriel Martinez Carreño