EN LA CELEBRACION DE LAS BODAS DE ORO DE BACHILLERATO. PROMOCION DEL
COLEGIO SANTANDER 1.955
A todos mis condiscípulos
les quiero manifestar
que me encuentro muy contento
de volvernos a encontrar.
Cincuenta
años han pasado,
desde
aquel dichoso día en que vimos concluir
esa
etapa de la vida,
En que todo es alegría,
estudio, y mucha esperanza
de cosechar la labranza
Que cuidamos a porfía.
Labranza
de las mejores
en
el campo de la ciencia,
sembrada
por profesores
con
denuedo y con paciencia.
Dios los bendiga y los tenga
a su diestra allá en el cielo,
pagándoles su desvelo
por nosotros en la tierra.
Y
a su lado deben estar
los
que faltan en esta mesa,
pues
partieron con presteza
sus
cuentas a presentar.
Y mientras a nosotros llega
el día de la partida,
sigamos en esta vida
viviendo de la cosecha,
Caminando
por la senda
que
se acorta y se hace estrecha.
Por
eso a estas alturas
la
vida se vuelve arrecha.
Pero esta noche no pensemos
en que ya la jornada es corta,
mas bien quiero que brindemos
por la suerte que tuvimos,
Por
todo lo que aprendimos
para
poder trabajar,
por
todo el bien que hicimos,
por
poder aquí llegar
Y de nuevo reencontrar
estas personas queridas,
compañeros de los días
mejores de nuestras vidas.
Puede
ser que esta sea
la
última reunión,
pero
de todas maneras ella
es
una gran ocasión
Para recordar la vida
que pasamos anteayer,
en ese viejo edificio
del Colegio Santander.
Muchas
gracias compañeros,
a
todos por haber venido,
Me
encuentro muy complacido
de
poder volver a verlos.
Si todos hemos cambiado
y un poquito envejecido,
es porque el tiempo ha pasado
y la juventud ya se ha ido.
Sin
embargo, hay que hacer notar
que
el hecho de haber asistido
es
prueba de la amistad
que
siempre hemos mantenido.
FFRS
2005.11.04
